martes, 26 de noviembre de 2013

Premios Almohada

El 19 de noviembre de 2013 no fue una fecha cualquiera. En absoluto.

Ese día se entregaban unos premios muy singulares. Algo así como los Oscar pero ligeramente diferentes. Eran los premios Almohada y suponían un reconocimiento a los mejores sueños y soñadores. Sí, gente durmiente iba a ser la premiada en esa gala tan especial.

Había premios de todo tipo: premio Almohada al mejor sueño, premio Almohada al mejor soñador, premio Almohada al mejor protagonista principal, premio Almohada al mejor secundario, premio Almohada al mejor guión adaptado (sueño basado en ocurrencias reales), premio Almohada a la mejor caracterización...

El teatro estaba repleto de gente que procedía de diversas partes del mundo: de Japón, Australia, Bélgica, Estados Unidos, Austria, Argentina, Mongolia, Burkina Faso, Algeria, Turquía, Francia, Rusia, Colombia, Nueva Zelanda, Taiwán, Ecuador, Corea (del Sur, del Norte, del Medio y del Lado Opuesto), Alemania, México, Italia... Casi toda la Tierra estaba representada, puesto que cualquier persona que dispusiera de cobijo y una almohada podía aspirar a tener el mejor sueño y a estar entre los candidatos a tan particular premio.

Este año, en la categoría a mejor soñador, había tres candidatos de países y culturas diferentes:

Gwan Hyon Sun, coreano de 41 años, pescador en una localidad cercana a Yeosu. Tuvo hasta cuatro sueños diferentes sobre la búsqueda de un tesoro en una isla, todos durante el 2013. Cuatro sueños diferentes pero donde cada uno continuaba el anterior. Increíble. El primer caso de sueño soñado por capítulos.

John T. Guess, australiano de 29 años, ingeniero informático en Perth. Hasta tres de sus sueños fueron premonitorios. El primero durante el mes de marzo, acertó con pasmosa exactitud el resultado de un partido amistoso entre las selecciones de Fiji y Nueva Zelanda: 2 a 16. El segundo sueño, durante el mes de junio, ayudó a prevenir un incendio en una localidad a 148 kilómetros de Perth. Su llamada puso en alerta a unos vecinos que habían descuidado apagar correctamente una barbacoa en el jardín. El tercer y último sueño lo tuvo durante el pasado mes de septiembre. Acertó el número de gatitos que iban a nacer de su mascota Kitty: siete. ¿Lo sorprendente? Todavía no tenía gato. Un mes después de tener el sueño le regalaron una gata que estaba preñada y a los pocos días dio a luz a siete lindos gatitos.

Y el tercero, José Pérez de Guzmán, ecuatoriano residente en Londres, Inglaterra. Soñó con el número de la lotería del viernes siguiente y acertó hasta el reintegro. Jugó a ese número y se hizo rico. Probablemente hoy no acuda a la cita. Debe estar en alguna isla paradisíaca tomándose un Dry Martini.

Antes de desvelar el ganador del premio (en el sentido de revelar el ganador, no de quitarle el sueño) hubo una performance teatral mágica, muy original. Camas y literas animadas desfilaban de un lado para otro, bailando, saltando, triscando como cabras. Y al mismo tiempo que esto sucedía las mantas y sábanas que las cubrían salían disparadas, volando, flotando en el aire durante unos instantes para luego caer sobre las primeras filas del público, que observaba con asombro como éstas se retiraban de sus respectivas faldas, irguiéndose en pie y caminando como personas de nuevo hacia el escenario. La gente reaccionaba de todas las formas posibles: "oooooh", decían algunos; "¡aaaaaah!, exclamaban otros, "¡jojojojo!, reían todos. El espectáculo fue todo un éxito y el aplauso final duró varias fases REM.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Empleo

— Y con un seis y un cuatro, aquí tiene su contrato.
— Oiga, esto es cada vez más precario.