lunes, 29 de abril de 2013

Por qué creo en la remontada.


  • Porque esto es fútbol.
  • Porque tenemos al mejor equipo de la historia.
  • Porque tenemos al mejor jugador de la historia.
  • Porque no son cuatro goles, sino dos. Para meterse en el partido.
  • Porque no tenemos nada que perder.
  • Porque nos dan por muertos.
  • Porque cosas más increíbles se han visto.
  • Porque somos mejores.
  • Porque si ellos nos hicieron cuatro, nosotros podemos hacer lo mismo.
  • Porque, simplemente, es posible.


viernes, 26 de abril de 2013

Tonterías que hacemos.

Como por ejemplo, querer hablar con alguien y no hacerlo. Por orgullo. Porque llevas un tiempo esperando a que lo haga esa persona. Y claro, no sucede. ¿Y cuánto debe esperar uno para decirle algo? ¿O es mejor nunca cometer esta tontería? ¿Y si resulta que quién sostiene la relación es el interés que pone uno mismo? ¿Qué es mejor? ¿Averiguar la verdad o no? Ah, difícil elección.

No se puede ir detrás de las personas constantemente.

miércoles, 17 de abril de 2013

¿Qué es postureo y qué no?

Hoy os traigo una reflexión que tengo en la cabeza desde hace tiempo, pero que hasta el día de ayer nada la llevó a ser escrita.

Un amigo me pasó esta entrada de un blog:

http://palabrasapunto.blogspot.com.es/2013/04/cuando-la-policia-te-acusa-de-postureo.html

Como veis, la cuenta de @policia, famosa en la red por sus intervenciones adaptadas genialmente a la red social de Twitter, empleó de una forma ejemplar el concepto de #postureo. Y digo ejemplar porque, creo yo, el concepto de postureo se refería inicialmente a todas aquellas actitudes que mostramos "de cara a la galería", para aparentar algo que realmente no somos.

Buen ejemplo:
O, un ejemplo sacado de la manga, podría ser:

"Decir que te encanta Metallica cuando sólo te gustan cinco o seis canciones".

Peeeero, ¿en qué coño se ha convertido el postureo actual? La mayoría no mantiene el significado original. Ya me diréis:







Yo no veo el postureo por ninguna parte.

viernes, 12 de abril de 2013

Tú y yo.

Tú.

Tú, que me comprendes cada gesto, sin tener que mediar palabra.
Tú, que cubres cada centímetro de mi cuerpo, incluso en la distancia.
Tú, que adivinas mis pensamientos, sin necesidad de que yo diga nada.

Tú, que me llenas de certeza con un abrazo, me sonríes y sosiegas mi alma.
Tú, que me recuerdas a los días de lluvia, los que gustan, los que invitan a quedarse en casa.
Tú, que me tocas cada tecla, acorde a mi deseo, melodía reposada.

Y yo.

Y yo, que anhelo un café contigo, una tarde perdidos, charlando hasta la madrugada.
Y yo, que repaso tus cartas, escritas a mano, de letra divertida, joven y alborotada.
Y yo, que deseo que me abrigues, que incluso en verano te prefiero de bufanda.

Y yo, tan pequeño, tan vulnerable, tan indefenso ante una sencilla mirada.
Y yo, que a las tantas de la noche claudican mis ojos, sin despedida, ni dulce, ni amarga.
Y yo, que sueño con que fueras real, en este lugar e instante, y que me deshicieras la cama...

jueves, 4 de abril de 2013

Cuatro palabras

¿Sabes qué es el dolor? Dolor es que la persona por la que estarías dispuesto a cometer cualquier locura te abandone sin motivo. Que de un día para otro te dé la espalda y te diga que ya no le interesas para nada. Hiciste todo por ella. Te arriesgaste. La soñaste. La cuidaste. La amaste. Y, sin embargo, desde ese preciso instante todo se desvanece, los recuerdos se apagan y de todo ello ya no queda ni la belleza, ni la alegría, ni las sonrisas, ni la química, ni la pasión ni la suerte. Porque todo ha sido consumido en cuatro palabras escupidas en tu cara.