domingo, 1 de julio de 2012

La extraña regla

No sé si llamarlo regla o es simplemente una mera coincidencia, pero desde hace ocho años, siempre que conozco a una chica, sé de antemano con cierta seguridad si llegará a algo o no en base a la inicial de su nombre.

Por alguna extraña razón, parece ser que son escogidas aquellas cuya inicial es contenida en mi nombre. Así, sólo aquéllas con nombres que empiecen por L, D, E, A, I o N son las que acaban funcionando.

Ninguna con T, ni con R, ni M, ni B, ni P, ni O, ni V, ni C, ni Z.

Es extraño, y seguramente algún día cambie, pero de momento es así y me hace gracia.

2 comentarios:

Habla habla, que yo te escucho.