lunes, 31 de diciembre de 2012

2012

Y el 2012 llega a su fin...

No fue un año fácil. Sin embargo, precisamente por eso, ha sido uno de los que más he aprendido. Dicen que la mayoría de edad se alcanza a los 18. Se supone que pasamos a tener una mentalidad adulta y podemos decidir por nuestra cuenta qué nos conviene y qué no. Y yo siempre respondo que con 18 años seguimos siendo niños y que, en todo caso, con 21 empezamos a ser un poco adultos. Pero de todos modos, nunca dejamos de aprender.

Con 26 años todavía me siento como un niño. Con 26 años sigo equivocándome, confiando, prejuzgando, sobrevalorando, dependiendo, olvidando y odiando... Cometiendo errores y aprendiendo de ellos.

He conocido gente nueva. He desconocido a otras.

Éstas son algunas de las conclusiones que pude sacar durante este año. Quizás acertadas, quizás equivocadas. Pero son las nuevas piezas de puzzle que tuve que encajar en mi cabeza:


  1. No siempre recibirás lo que des. Los demás no se mueven por los mismos intereses que tú. Cada persona tiene unas necesidades que pueden no coincidir con las tuyas. Y que tú le ofrezcas lo que tú quisieras en su lugar, no tiene por qué corresponderse con lo que esa persona desee.
  2. Ser bueno con los demás no es necesariamente bueno. Aunque suene estupendamente en un mundo ideal, la realidad es que a veces hay que ser un poco "malo" para llegar a donde quieres. O al menos, hacer dudar de tu bondad.
  3. La empatía salvará el mundo. Si tuviera que escoger sólo un rasgo para filtrar a la gente que quiero que me rodee, sería éste. Una persona empática es un oasis en medio de un desierto.
  4. No hay que habituarse a aquello que se sabe temporal. Es peligroso depositar todas tus ganas en algo que sabes que dejará de suceder o que todavía no te ha dado muestras de estar ahí para siempre. Ese tipo de vínculos se forman cuando hay una base sólida.
  5. La gente que vale es la que permanece. No importan cuáles sean las circunstancias, hay cierto tipo de personas que siempre estarán ahí, pase lo que pase. Muchos son los que llegan, no todos se quedan.

Ahora soy consciente de todo ello y debería servirme para llevarme menos decepciones el próximo año.

¿Seré capaz? Yo creo que sí.



2 comentarios:

  1. Leer estas verdades que sabes que así son y que no cumples, duele. a ver si yo también aprendo a llevarlas a cabo ya que soy consciente de ellas.

    ResponderEliminar
  2. "Una persona empática es un oasis en medio de un desierto." Me quedo con eso, lo demás a veces se nos escapa de las manos y volvemos a pecar.

    Que tengas una muy buena entrada de año, disfruta como un niño!!

    ResponderEliminar

Habla habla, que yo te escucho.