martes, 5 de junio de 2012

Trofeos.

Por más que lo intento no puedo dejar de ver a las mujeres como algo especial, único e irrepetible. Mis amigos me lo repiten constantemente: “eh, ya está bien de que trates a las mujeres como si cada una de ellas fuera una persona y no un trofeo”, pero no soy capaz. Me gustaría poder estar con muchas, una distinta cada fin de semana, y no tener que preocuparme de mantener conversaciones interesantes con ellas, ni de llamarlas al día siguiente de pasar una noche juntos, o de interesarme por su vida en el día a día. Pero no, soy así de superficial. La especialidad para mí es lo importante, y me gusta tratarlas como trataría a un amigo de todo la vida, sólo con la diferencia de que puedes llegar a intimar con ellas físicamente. Ya sé cómo suena todo esto y lo que pensaréis. Que soy un hombre horrible que sólo pienso en algo más allá del sexo. Pues sí, soy así.

1 comentario:

  1. Y feliz será aquella a la que lleves a ver el Windsor por pensar así.

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Habla habla, que yo te escucho.